Una vez más, la verborragia de la presidente Cristina Fernández de Kirchner le jugó una mala pasada. En esta ocasión, como se decía en otros tiempos, “metió las de andar” al intentar demostrar que tiene condiciones de humorista. Cuando un asistente al acto en que hablaba la primera mandataria le gritó: “¡Genia!”, Fernández no tuvo mejor idea que replicar: “No, qué voy a ser una genia, si fuera una genia haría desaparecer a algunos”.
Además de poner en evidencia que no tiene un buen manejo del idioma –genio es una palabra que no tiene género, es decir que no es masculino ni femenino, por lo tanto no debe reemplazarse la letra o por la letra a para referirse a una mujer-, Fernández hizo gala de una desubicación notable. En un país como
Esta situación hace recordar a otra frase poco feliz, pronunciada en el marco del anuncio del llamado “Fútbol para todos”. En esa ocasión, Fernández comparó a la imposibilidad de mostrar los goles antes que lo hiciera la empresa que tenía la concesión de la televisación de los partidos con el secuestro y desaparición de personas durante la última dictadura militar.
Es evidente que la presidente no está bien asesorada o, parafraseando a Gabriel García Márquez, “no tiene quien le escriba”.
Nelson Oscar Hayes
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