viernes, 22 de enero de 2010

NOTA º9 - ELECCIONES EN CHILE: ¿EL FINAL DE LA CONCERTACIÓN?

Los verdaderos demócratas deberíamos saludar la alternancia política en Chile pero, una vez más, las reglas de la democracia nos dejan el sabor amargo de lo que no fue. Es así que, luego de veinte años, la derecha chilena logra conformar una relativa mayoría y alcanza el gobierno en elecciones democráticas.

Una derecha que no logra –o no quiere- romper lazos con el pinochetismo, ya que la Unión Democrática Independiente (UDI), es el principal soporte de la alianza de Piñera y de su partido, el Renovador Nacional.

De todos modos no es el objeto de este artículo explicar por qué ganó la derecha en Chile. La idea es tratar de comprender por qué perdió la Concertación.

Seguramente muchos serán los motivos. Nos centraremos sólo en dos: La cuestión interna de la Concertación y el agotamiento de un proyecto político que duró dos décadas.

Me permito afirmar que la Concertación perdió la presidencia de Chile en primera vuelta. No solo por la gran elección que hizo Marco Enríquez Ominami sino por el fraccionalismo que aportó la izquierda con las candidaturas de Jorge Arrate y de Alejandro Navarro – que juntos suman más del cincuenta y cinco por ciento de los votos-. Estos candidatos no son ajenos a la vida política chilena, por el contrario, son dirigentes de dilatadas trayectorias políticas. Por lo tanto no son “inventos políticos” ni emergentes circunstanciales.

La ruptura de la Concertación se explica, a mi entender, por varias razones que hacen a la vida interna de la coalición.

La falta de renovación generacional y la carencia de reglas democráticas para la selección de candidatos –casi como un espejo del sistema político chileno- son claves para comprender lo que ha pasado.

Efectivamente, lo que ha ocurrido el 13 de diciembre fue una “interna abierta” de la Concertación.

La imposición, contra viento y marea, de la candidatura de un hombre gris como Eduardo Frei, probablemente el peor presidente de la reciente democracia chilena, revela, no solo un grave error estratégico, sino también una decisión que anticipa tiempos de cambios en la izquierda chilena.

La pregunta del millón es: ¿por qué la Concertación no llevó de candidato a Ricardo Lagos, verdadero líder político y el más prestigioso y popular de los concertacionistas?

Error o estrategia lo cierto es que la derecha chilena y, a pesar de todo, solo ganó la elección por poco más de tres puntos porcentuales y en segunda vuelta.

También resulta novedoso y llamativo el escaso traspaso de popularidad –y la falta de apoyo público y explícito- de Michele Bachelet a su candidato, Eduardo Frei. En la elección anterior fue Ricardo Lagos y su gobierno de enorme popularidad, quienes sostuvieron la audaz candidatura de una mujer, la propia Bachelet,
–en un país machista- contra una derecha ya fortalecida y con un candidato consolidado, que era el mismísimo Sebastián Piñera.

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