lunes, 8 de febrero de 2010

NOTA Nº 17: EL ÁGUILA RADICAL


En una conferencia, recurrí a una ilustración que habla de una de las aves más majestuosas: el águila. En ese entonces utilicé esa imagen para referirnos a nosotros mismos. Es aplicable además a las organizaciones. También al radicalismo.
A los cuarenta años, el águila, se encuentra con que sus uñas son flexibles y débiles, su pico se encorva hacia su pecho y su plumaje se vuelve pesado, dificultando su vuelo. Pareciera que le llegara el fin.
En esas críticas circunstancias, el águila vuela a un alto peñasco y se queda allí. Primero se dará su pico contra las rocas hasta romperlo. Esperará que nazca un nuevo y filoso, perfecto, pico. Con éste se arrancará las garras, que también se renovarán. Con ellas arrancará sus viejas plumas, que serán reemplazadas por plumas más livianas. En ciento cincuenta dias será transformado en un nuevo ser, rejuvenecido, y podrá vivir treinta años más. Asombroso: a los cuarenta años estaba prácticamente muerto , pero vivirá hasta los setenta con nuevas fuerzas.
Uno puede cambiar la cerámica de la cocina porque su esposa se lo pide insistentemente (¡!), porque hay modelos nuevos, colores nuevos. El águila no cambia solo para sentirse renovado. Lo hace para no morir. El cambio es necesario. El cambio significa la Vida.
Pienso que con la Unión Cívica Radical pasa lo mismo. Necesita un cambio, una renovación. No de los principios y valores directrices que deben ser revitalizados, pero sí de propuestas, estrategias, formas de comunicación e incluso dirigentes.
Ese cambio es fundamental para ser la pieza clave en el desarrollo de un nuevo proyecto de país y lo es , cronológicamente en primer lugar, para ganar las elecciones.
Un cambio no es fácil. El águila se rompió el pico, sangró. Hay cambios que duelen, pero nos aseguran una mayor vitalidad.
Debe prevalecer una nueva forma de hacer política: con consensos básicos, con reglas claras para el diálogo y el debate racional de las ideas (en el seno del partido para aplicarlas luego en la relación con las demás agrupaciones políticas), sin agravios e insultos, con un afán de construcción, con una visión positiva y con los ojos puestos en nuestras propias potencialidades y no en los errores de los adversarios. Los dirigentes que "conservan su quintita" dentro de la institución, pero ya no están en la consideración popular, deben "dar un paso al costado". Un paso al costado es eso: no hacia atrás, no abandonando la lucha. Acompañando a los nuevos valores. Aportando desde otro lugar al crecimiento cualitativo y cuantitativo del Radicalismo. Desde el asesoramiento, la contención , la grandeza y la humildad. Muchos fueron claves en las difíciles horas de la restauración democrática. En esas horas en que fue decisivo que la Vida le ganara a la muerte. Por eso son valiosos. Deben seguir estando y apoyando, pero seguramente desde otro lugar y otra mirada. Cada uno tiene que hacer su aporte, sin pretensiones personalistas, para favorecer al conjunto.
Hay un detalle en esa ilustración del águila: el pico se le encorva. No puede cazar. Al contrario: lastima su propio pecho. Si nuestro "pico" está torcido y herimos con agravios y calumnias al correligionario y al hermano, indefectiblemente lastimamos al conjunto y nos lastimamos , obviamente, a nosotros mismos.
Hay cambios que no son estéticos, son fundamentales para ser protagonistas de la historia otros cien años. Ocurrió en la historia del radicalismo: superó la muerte de Alem, la de Yrigoyen, a los personalistas y antipersonalistas, a la aparición del peronismo y la ida de Quijano y Forja, a la UCRP y la UCRI, a las difíciles circunstancias de 1989, aún a las del 2001. El Radicalismo está de pie.
Con ese cambio positivo, como el águila, volará con majestuosidad , planeando en las alturas para construir una nación grande, con justicia e inclusión social. Fuerza radicales!!!!!
Dr. Hugo Turrini

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